Emoción y un intenso ambiente de oración marcaron la celebración del Vía Crucis en la Jornada Mundial de la Juventud.
El Vía Crucis llenó por completo el escenario alto de la Colina del Encuentro, que comenzó a cobrar vida desde la primera estación. Oración, testimonios y cantos llenaron los corazones de los peregrinos, mientras el frío escenario azul se llenaba de movimiento y color, danza e imagen, con paneles del sacerdote jesuita Nuno Branco.
El elenco del espectáculo está formado por miembros de Ensemble23, un grupo de 50 jóvenes de 21 nacionalidades diferentes, que actúan en los actos centrales de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023.
Cada temporada, un tema diferente, elegido tras escuchar a los 20 jóvenes de los cinco continentes que forman parte del «Consejo Consultivo Internacional de la Juventud» del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, creado tras el Sínodo de 2018, cuyo tema fue «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional».
Fueron estos jóvenes quienes, entre las muchas heridas y fragilidades presentes en la vida de los jóvenes de hoy, eligieron las 14 sobre las que meditaron los peregrinos.
Las dificultades de la vida terrena también fueron abordadas en el mensaje que presentó el Papa Francisco y que destacó a Jesús como «el camino», recordando que toda la vida pública de Jesús transcurrió viajando, yendo al encuentro de las personas que más lo necesitan, aquellas «que sufren y anhelan esperanza».
En palabras del Papa Francisco, Jesús salió de sí mismo para venir a nuestro encuentro, se hizo hombre para caminar a nuestro lado. Y de nosotros sólo espera que abramos las ventanas de nuestra alma «a la plenitud de su vida y de su amor.» Al final del camino, Jesús nos presenta «un nuevo comienzo, una resurrección sin fin».
«Miremos con confianza a Aquel que es nuestra paz», concluyó el Papa.