Los «Días en las Diócesis» ya están teniendo lugar en todo el país, y son muchos los peregrinos dispersos en 17 diócesis de Portugal continental e islas. Muchos de estos peregrinos han sido acogidos por familias de acogida.
Clara y João Paulo se conocieron en el grupo de jóvenes al que pertenecían. Fue en los ambientes de pastoral juvenil donde cultivaron su amistad y, más adelante, se enamoraron. Ahora tienen dos hijos, Carolina de 15 años y Tiago de 9. Asisten a la Parroquia de Moreira da Maia, en la Diócesis de Oporto, y fue al final de la Eucaristía Dominical que escucharon el llamado para acoger a peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud.
«¿Por qué no?», pensaron. Hablaron con sus hijos, quienes se entusiasmaron aún más con la idea de conocer gente nueva. Desde el 26 de julio, han recibido en su hogar a dos Hijas de María Auxiliadora, la Hermana Fernando Chimène Matsimouna, de Túnez, y la Hermana Isabelle Batantou, de Bélgica. Ambas forman parte del grupo de la Provincia Salesiana de Francia-Bélgica, que está participando en los «Días en las Diócesis».
El primer desafío al que se enfrentaron fue decidir en qué idioma comunicarse. «Las hermanas hablan en francés e italiano. En casa, nadie habla italiano. Carolina ha estudiado francés desde séptimo grado, lo que nos ayudó con las primeras conversaciones», explica Clara. «Luego descubrimos una aplicación que nos ayuda a traducir simultáneamente y ha sido mucho más fácil y divertido», agrega Tiago.
Para recibir a los peregrinos, la familia tuvo que reorganizarse, pero la iniciativa «partió de los niños. Ellos fueron los que quisieron cambiar de habitación para que los peregrinos tuvieran la mayor comodidad posible. Ver cómo se preocupan por el bienestar del otro es, en mi opinión, lo más hermoso de ser una familia de acogida», comparte João Paulo.
Además del desayuno cada mañana, la familia comparte también la cena y participa en las actividades que la parroquia organiza cada noche.
«La despedida seguramente será emotiva», confiesa Clara, «porque rápidamente nos sentimos todos una sola familia». «Vamos a mantener el contacto. Con WhatsApp podremos hablar siempre que queramos y tal vez incluso podamos encontrarnos de nuevo en Bélgica o Túnez», afirma Carolina.