Con la llegada de la Jornada Mundial de la Juventud a Lisboa, surge una pregunta: ¿cómo se alojarán todos los peregrinos? No faltan soluciones, desde hoteles y alojamientos locales hasta escuelas y pabellones que servirán de dormitorios. Pero hay una en particular que pone de manifiesto uno de los valores de la JMJ, la solidaridad. Las familias de acogida son un ejemplo de ello.
Las familias de acogida son familias que están dispuestas a acoger a peregrinos en su casa, embarcándose en una experiencia en la que prima la interculturalidad y el compartir. Estas han sido un hito en la historia de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Los jóvenes que han tenido la oportunidad de ser acogidos por familias afirman que la experiencia es mucho más acogedora y fomenta el intercambio intercultural y la implicación en la cultura del país de acogida.
Las familias «lo hacen con un gran corazón, no sólo para servir, que ya es una gran cosa, sino también para abrirse a otros jóvenes y a otras culturas, a otra manera de ver la vida.» (Papa Francisco)
También en la JMJ Lisboa 2023, algunos peregrinos serán hospedados en casas de familias portuguesas, donde podrán disfrutar de la cocina típica, conocer las tradiciones de las familias portuguesas y cómo viven su día a día.
En primera persona
Sin haber participado nunca en una Jornada, Susana Escária ha combinado su buena voluntad con su disponibilidad y ha decidido acoger a peregrinos en su casa. Madre de tres hijos, todos estudiantes salesianos, asegura que ésta es una oportunidad para ella y para ellos de relacionarse con jóvenes de «realidades y espacios diferentes», con los que compartirá su «experiencia cotidiana».
Susana, que ya había tenido una experiencia similar, acogiendo a un estudiante Erasmus, acogerá a dos peregrinos de Filipinas y nos cuenta que el proceso está muy bien organizado, siendo visible «el compromiso del personal, de los alumnos, de los profesores y de todo el equipo de pastoral».
Representante de la familia Igrejas de Campo de Ourique, Eduardo acogerá en su casa a dos peregrinos.
Tras ser invitado a una Eucaristía, Eduardo admite que enseguida sintió el «gusanillo» dentro de él. Sin embargo, fue tras recibir un folleto de jóvenes voluntarios cuando sintió un clic en su corazón y decidió ser familia de acogida.
Tras haber tenido ya la oportunidad de estar con uno de los jóvenes que acogerá durante la semana del Viaje, Eduardo describe la experiencia como un momento muy «gratificante», que «perdurará». El entrevistado dice también que recomienda a todas las personas y familias vivir una experiencia como ésta.
Movidos por el deseo de vivir la Jornada Mundial de la Juventud de una forma más especial, y teniendo en el corazón la responsabilidad de ser cristianos, João y Carmo Ribeiro decidieron, además de participar como peregrinos en los actos de la semana, ser familia de acogida.
La pareja acoge a dos jóvenes brasileños en su casa y dicen que, aunque dan su humilde «servicio» y testimonio como «familia cristiana» y no necesitan recibir nada a cambio, saben que recibirán mucho más de lo que nunca podrán dar.
La acogida es un puente entre los peregrinos y las familias, donde el contacto y la experiencia con la comunidad local son los puntos clave.Con el reto de la acogida, en un espíritu de compartir, empatía y comunión, las familias que aceptan este desafío viven una experiencia única de crecimiento cultural y espiritual.