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Espiritualidad

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Portugal tiene una población mayoritariamente católica (80 %) y, aunque la Constitución portuguesa de 1976 garantiza la libertad religiosa, lo cierto es que la Iglesia católica sigue marcando la tradición y la cultura portuguesas – el 53 % de los jóvenes portugueses dicen que lo son si como católicos, un número superior a la media europea.

Con 4380 parroquias, repartidas en 21 diócesis, son muchas las basílicas, capillas, catedrales, conventos, ermitas, iglesias y monasterios que se pueden descubrir a lo largo de nuestro país y que cuentan la historia del lugar y la trayectoria histórica de quienes lo habitan. Pero mucho más que iglesias, monasterios, sacerdotes, hermanas y ritos, la religión, como sinónimo de fe, es un sentimiento de creencia total y una llamada al seguimiento de Jesús. 

Tener fe es algo que va íntimamente ligado a la confianza en Dios. Tener fe implica la experiencia del Amor del Reino de Dios y de la Iglesia de Jesús, que todos formamos. Y eso es exactamente lo que vamos a poder vivir, el próximo año, con la celebración, en Lisboa, de la Jornada Mundial de la Juventud, en la que María es la figura central. 

En Portugal, el culto a Nuestra Señora existe desde la fundación de nuestra nacionalidad, y dio origen a varios monasterios, iglesias y santuarios, siendo el Santuario de Fátima uno de los más conocidos. La figura de María, Madre de Dios, es una presencia constante en las manifestaciones católicas en Portugal y, por feliz coincidencia, la cita bíblica escogida por el Papa Francisco como lema de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa hace referencia a la Visitación: “María resucitó y partió de prisa” (Lc 1, 39). 

En estos tiempos de Gracia que estamos viviendo, y que preceden a la realización de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023, dejémonos guiar por María, abriendo nuestro corazón al Amor de Dios. ¡Hagamos como María que “se fue apresuradamente” y acojamos con los brazos abiertos esta importante oportunidad de ser Iglesia! 

Fátima

Es uno de los mayores lugares de devoción mariana del mundo. A unos 130 km de Lisboa, Fátima recibe anualmente, según estimaciones de los últimos años, entre 5 y 6 millones de peregrinos de todo el mundo. En respuesta a una petición de Nuestra Señora – que, en el año 1917, el 13 de mayo, se apareció en la Cova da Iria a tres humildes niños: Lucía Santos, de 10 años; Francisco Marto, de ocho; y Jacinta Marto, de siete – se construyó la Capillita de las Apariciones. Pero la Virgen pidió también a los pastorcillos oraciones y sacrificios por los pecadores y, en la tercera y última aparición, el ángel se aparece trayendo el cáliz y la sagrada hostia, haciendo que los pastorcillos reciban la Sagrada Comunión.

La Capillita de las Apariciones se convirtió así en el corazón del Santuario, pero éste siguió creciendo, en respuesta al creciente número de peregrinos que acuden allí durante todo el año.

La fama mundial del Santuario de Fátima está estrechamente vinculada al pontificado de Juan Pablo II. Devoto de Nuestra Señora de Fátima, Juan Pablo II, en 1982, fue a Fátima en agradecimiento por haber sobrevivido a un atentado contra su vida, un año antes, el 13 de mayo de 1981. En 2000, en su tercera visita al Santuario, Juan Pablo II anunció la beatificación de Jacinta y Francisco.

En 2017, en el Centenario de las Apariciones, Francisco y su hermana Jacinta fueron canonizados en Fátima por el Papa Francisco. Ese año el número de peregrinos superó todas las expectativas, alcanzando los 9,4 millones de personas.

Cada mes, si no cada día, miles de peregrinos se dirigen a Fátima guiados por su fe. Partiendo de distintas partes del país, muchos de ellos realizan este viaje a pie, siguiendo caminos y senderos rurales.

Al llegar, es imposible permanecer indiferente ante la tranquilidad, la paz y la espiritualidad que se experimentan en el interior del Santuario. Una vez en la Zona de Oración, se descubre la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, con su imponente torre de 65 metros. En el centro se encuentra el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús y, a un lado, la Capilla de las Apariciones.

La Iglesia de la Santísima Trinidad – Basílica Menor, inaugurada en 2007, es una moderna obra arquitectónica de 125 metros de diámetro. En el exterior hay una gran cruz de bronce.

En Fátima se respira serenidad y espiritualidad. María, Madre y Maestra, extiende su mirada tierna y suave sobre cada uno de nosotros, tranquilizándonos y dándonos la certeza de que está siempre a nuestro lado, para apoyarnos y guiarnos en cualquier circunstancia.

¡Nuestra Señora de Fátima, ruega por nosotros y da al mundo la paz!

¡En camino!

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