Ayer llegó a su fin la peregrinación de los símbolos de la JMJ. Una ceremonia, presidida por el Cardenal-Patriarca de Lisboa, Manuel Clemente, marcó el cierre del paso de la Cruz Peregrina y el ícono mariano por varios países.
La peregrinación comenzó en julio de 2020 en Angola y luego pasó por Polonia, España y Portugal, donde recorrieron las 21 diócesis.
A través de las 21 diócesis portuguesas, la Cruz Peregrina y el Ícono de Nuestra Señora fueron transportados en vehículos de bomberos, barcos, carros alegóricos, navegaron en el barco de la Marina, volaron en aviones de la Fuerza Aérea Portuguesa y fueron llevados por miles de jóvenes.
«Nosotros y ustedes, queridos jóvenes, somos con Cristo la siembra de Dios. Cada uno de ustedes se considere una semilla que Dios siembra en este campo que es el mundo», dijo D. Manuel Clemente durante la ceremonia de clausura de la peregrinación en la Catedral de Lisboa.
En una entrevista con la agencia ECCLESIA, D. Américo Aguiar, presidente de la Fundación JMJ Lisboa 2023, hace un balance positivo de la peregrinación, elogiando el compromiso de los jóvenes.
«Lo mejor de la Jornada son estos jóvenes que encontramos, algunos de ellos no tenían nada que ver con organismos o movimientos de la Iglesia, se sintieron curiosos, respondieron sí a la provocación de Dios y no podemos perderlos», agrega.
Desde hospitales, escuelas, iglesias hasta establecimientos penitenciarios, los símbolos de la JMJ pasaron por varios lugares, brindando momentos de oración y adoración. En el último día de la peregrinación, los símbolos recorrieron Lisboa, antes de la Misa en la Catedral y el atardecer en el Monasterio de São Vicente de Fora.