«La fe por encima de todo» es la frase que mejor define la vida de Vincent. Ejemplo de valentía y perseverancia, Vincent siempre demostró su fe incondicional. Para este mártir, la fe era más importante que cualquier otra cosa.
San Vicente vivió un profundo amor por Jesucristo y su fervor le hizo muy popular en la obra de evangelización y pudo desarrollar su acción pastoral como diácono.
A principios del siglo IV, hacia el año 303, comenzó una nueva persecución, quizás una de las más sangrientas, y fue precisamente en este momento cuando Vicente fue arrestado.
Sometido a torturas, Vicente no se rindió y no renunció a los votos que había hecho anteriormente. Después de mucho sufrimiento fue enviado a prisión, donde tuvo una visión de ángeles, que interpretó como una visita para fortalecerlo en ese momento de sufrimiento y soledad. São Vicente murió poco después.
Con una vida espiritual basada en la escucha de la Palabra de Dios, San Vicente personificó el acto supremo del amor a Dios: dio su vida en la fe.
Como San Vicente, los jóvenes de hoy también están llamados a vivir su fe con valentía, sin tener miedo de testimoniar una fe firme y bien enraizada en los sacramentos, alimento de la vida cristiana.