Dedicado a la misión y valiente ante las dificultades y persecuciones, el beato João Fernandes se esforzó por llevar el Evangelio a los pueblos indígenas de Brasil.
Que sepamos ser también Apóstoles de Jesucristo en nuestra vida cotidiana.
El joven jesuita Jean Fernandes fue martirizado frente a las costas de las Islas Canarias cuando se dirigía a su misión en Brasil. Fue uno de los 40 mártires que murieron entonces bajo la dirección del beato Ignacio de Azevedo. Todos los misioneros habían partido en respuesta a su llamada a proclamar el Evangelio. Con su testimonio contribuyeron, en el Cielo, a la misión que no pudieron cumplir en la tierra.
Todos los misioneros se habían ido en respuesta a su llamado a anunciar el Evangelio. Con su testimonio contribuyeron, en el Cielo, a la misión que no pudieron realizar en la tierra.
El novicio jesuita João Fernandes, después de dos años en Brasil, fue enviado a Roma como procurador de India y Brasil. Regresó de Lisboa el 5 de junio de 1570, con otros 73 compañeros, esta vez rumbo a la isla de Madeira, completando la primera etapa del viaje. Luego partieron para Brasil y durante la travesía fueron atacados por cinco barcos de piratas hugonotes (protestantes), que maltrataron, hirieron y mataron a todos los católicos y misioneros, incluidos Inácio de Azevedo y João Fernandes.
Este episodio fue una catástrofe para la evangelización de Brasil, pero habló más fuerte el testimonio de fe de estos mártires, así como su papel como evangelizadores.
Ejemplo de fuerza y valentía, João Fernandes puede animarnos a todos a seguir el Evangelio ya ser apóstoles de Jesucristo en nuestra vida cotidiana.